8 DE MARZO DIA DE LA MUJER
Reflexionando sobre la celebración del día de la mujer el 8 de marzo intenté extraer la opinión de nuestras generaciones jóvenes, de lo que ellas se encuentran en el momento que les toca vivir. Su respuesta me ha hecho pensar: tenemos un techo de cristal.
Creemos que hemos avanzado mucho en la lucha de los derechos de las mujeres, pero en cambio las generaciones en las que debería de existir una sensación de libertad e igualdad no lo perciben así. Sus respuestas a la pregunta de si se sienten iguales a sus compañeros es no. Tienen la sensación de que tienen que hacer mucho más, rendir mucho más, sacrificarse mucho más, implicarse mucho más, para poder llegar al mismo sitio que el género masculino. No se ven iguales, no perciben igualdad de oportunidades.
Desde luego eso debe de hacernos reflexionar a nuestra generación, ya cumplidos los 50, que creíamos que habíamos sido nosotras las que habíamos padecido aun esa desigualdad por la que comenzaron a luchar nuestras madres. Madres que enarbolaron la bandera de la libertad e igualdad de oportunidades, que quisieron que nosotros tuviéramos un panorama diferente a ellas, y que llegaría de pleno para sus nietas. Y estas no lo perciben así. ¿Por qué piensan que tienen un techo de cristal que deben de romper?
Hurgando un poco en la herida, creo que nuestra generación ha fallado un poquito, porque actualmente podemos percibir como está repuntando un comportamiento machista entre los jóvenes que da lugar a que, por ejemplo, en los juzgados se atiendan muchos casos de violencia de genero cuyos autores son hombres muy jóvenes. Ello quiere decir que no hemos sabido transmitir esos valores de respeto, igualdad y libertad, que se ha transmitido superioridad del hombre sobre la mujer.
Echando la vista atrás si que tenemos que reconocer que el camino para nosotras no ha sido fácil. Lo que han visto nuestras hijas es que para llegar a donde estamos, para labrarnos un nombre y tener un peso en nuestra sociedad hemos tenido que ejercer un rol de mujeres duras, con carácter, que tenían que estar alerta en todo momento porque un fallo lo echaba todo a perder. Que si querías triunfar en una profesión estabas compitiendo en todo momento contra el hombre, el cual por el hecho de serlo ya tenia un camino andado que tu tenías que demostrar que lo podías recorrer, a el se le daba por hecho.
Diría incluso que lo que se exige para que seas una mujer de éxito es que te comportes como un hombre, es decir se nos aparta de nuestra feminidad para poder transmitir masculinidad. Cuantas veces se nos ha dicho ante un comportamiento empoderado de una mujer: “se ha agarrado los machos, o los tiene bien puestos”. Pues esa expresión debemos de cambiarla y en su lugar empezar a decir “con dos ovarios”.
El avance en nuestros derechos depende de nosotras, depende de nuestra actitud, en no permitir que se nos siga poniendo un techo de cristal. Porque como en algún momento dijo Michelle Obama "El empoderamiento de las mujeres conduce al empoderamiento de la humanidad".
No conseguiremos la igualdad si seguimos pensando que los hombres nos tienen que ayudar en ciertas tareas como pueden ser las del hogar, ya que "Las mujeres no serán iguales fuera del hogar mientras los hombres no sean iguales dentro de él", frase gloriosa de Gloria Steinem.
La valía de una mujer es innegable, y la demuestra cada día. Tiene un espíritu de superación continuo, buscando siempre el superarse a si misma y dejar que sus actos hablen por si solos. Aun así, en muchas ocasiones parece que es lo normal, lo que se esperaba de ellas. No ocurre lo mismo si lo hiciera un hombre, ya que automáticamente se destacaría sin necesidad de que el haga absolutamente nada. Margaret Thatcher dijo en una ocasión "Si quieres que algo se diga busca a un hombre; si quieres que algo se haga, busca a una mujer".
Yo no quiero que exista un techo de cristal, quiero que nuestras hijas tengan la oportunidad de ser iguales, de ser libres, de ser reconocidas en sus trabajos y remuneradas de la misma manera, igualdad de oportunidades. Sigamos trabajando en esa lucha que emprendieron nuestras madres, seguida por nosotras y que nuestras hijas deben culminar caminando siempre a su lado ensalzando la bandera de la libertad e igualdad de oportunidades. Hombres: sois iguales, agarrad con nosotras la bandera de la igualdad.
Mª Dolores Salgueiro Castro
Abogada en Salgueiro & López Gabinete Jurídico
